En pocas palabras:
El aceite es el encargado de cuidar las piezas móviles del motor. Sus principales funciones son reducir el desgaste, el ruido y ahorrar energía minimizando el costo de mantenimiento.
La lubricación del motor es el aspecto más importante a tener en cuenta para mantenerlo en óptimo funcionamiento. Si nuestro motor no tiene aceite, en pocos minutos puede quedar dañado irreversiblemente, y en caso de poder repararlo, el costo sería altísimo.
El aceite es el encargado de “suavizar” el rozamiento entre las diferentes piezas móviles del motor. Prácticamente elimina el contacto directo entre 2 superficies en movimiento formando una capa fluida en medio de ellas. Si no existiera, éstas se desgastarían de forma acelerada y se generaría tal cantidad de calor que haría que los metales se fundan y se peguen entre sí (esto se conoce como gripado), provocando roturas muchas veces irreversibles.
De forma general, una buena lubricación reduce el desgaste del motor, reduce el ruido, ahorra energía (por la disminución de la fricción entre piezas) y minimiza el costo de mantenimiento.
Sus aditivos cumplen varias funciones, y en general se encuentran todos en simultáneo en los aceites:
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