He vivido en la ignorancia -era confianza, pero a la larga he descubierto que me equivoqué-, pensaba que había adquirido un vehículo con un motor robusto y fiable, la fama de Toyota en este sentido era notable, aún a sabiendas de la problemática que podía tener la adquisición de una motorización diésel la confianza en pensar que con un mantenimiento correcto y una conducción adecuada jamás me llevaría a una avería de este calibre. Mi sorpresa ha sido mayúscula al comprobar que existen miles de personas afectadas, demandas colectivas y particulares por sentirse engañados por la compañía con un motor D4D, ahora empiezo a entender porque su logo desaparecía de la chapa de los modelos a partir de un determinado año, ya no era sinónimo de fiabilidad, mejor ocultarlo bajo el capó en este aspecto los encargados del marketing de la marca estuvieron acertados. En lo que me afecta en lo personal, me he sentido tonto y un poco imbécil por defender a capa y espada las bondades de estos vehículos incluso apostando por la adquisición de dos de ellos en mi anterior empresa, así como recomendarlo sin dudarlo a familiares y conocidos.
Además, me llevo las manos a la cabeza al pensar como Toyota España no ha asumido ese gran error en i+d o diseño de este motor facilitando un adecuado plan de “salvación” de vehículos o renove con facilidades excepcionales para la adquisición de otro vehículo, sino todo lo contrario, ponen piedras en el camino para la entrega del coche con el motor con un diseño defectuoso y, además lo valoran por debajo que las otras firmas, no teniendo esto sentido pensando solo que por responsabilidad corporativa, formalidad y seriedad deberían dar una respuesta de otro nivel. Se me invita a un cambio de motor a un precio desorbitado y más una mano de obra que para nada ayuda, haciéndote sentir culpable como cliente, por los pocos kilómetros, o por el estilo de conducción. Pero seamos honestos, se trata de un defecto de fabricación cuando hablamos de miles de motores solo en España, por lo que sería justo -de justicia- algo de empatía y compromiso por parte de la marca con el cliente.
Cuando hablo de mi coche, hablo de mi herramienta de trabajo, bien cuidado, con 11 años y 152.000 km.

La solución momentánea: conducir un vehículo prestado y costearme una reparación “in extremis” a través de unos talleres especializados en esta avería en concreto, ya que no he tenido ni una sola llamada para ofrecer una solución lógica a este problema que por más que manifiesten sorpresa para otorgarle así el rango de problema individual, raro o único, de sobra son conocedores de que no es así y que afecta a muchos usuarios que depositaron su confianza en la marca. Como anécdota que pone de maniesto la embergadura del problema, he visitado 4 talleres y en dos de ellos había sendos Toyotas con problemas similares, un Avensis y otro Auris, que pena, que casualidad, ambos con un motor D4D.